Bilbao una ciudad de bares. Una costumbre muy arraigada en la cultura y asociada a la socialización y alegría. Pero más allá de la diversión, el sector de los bares y restaurantes es uno de los motores de la economía bilbaína. Los bares reúnen a personas de todo tipo. Significan un punto de encuentro, un lugar para quedar, reencontrarse o pasar el rato entre largas jornadas de trabajo. Además, están en todas partes, incluso en los pueblos más olvidados. Y es que, los bares dan vida.
​
Sin embargo, las tertulias espontáneas y diarias a las que muchos bilbaínos estaban acostumbrados se vio bruscamente interrumpida por la actual pandemia del COVID-19. Conocimos de cerca la experiencia del "Bar Arantza", que nos contaron cómo sobrellevaron esta situación.
Inma Madrigal propietaria del Café Arantza: “El temor a no poder pagar las facturas ha sido mi mayor miedo porque del covid ya nos encargamos nosotros”
El Café Arantza es un pequeño bar localizado en el corazón de Bilbao. En concreto, en una de las calles principales del Casco Viejo, Kapelagile. Y a pesar de estar en un sitio tan turístico, se identifican como un “bar de barrio”. En él se encuentra una familia de tres integrantes. Inma Madrigal, propietaria del negocio que en ese momento se encuentra en la barra exterior; su marido, que también es propietario, está en la barra interior y su hijo pequeño haciendo los deberes en la única mesa bajada. Inma es la que nos atiende, con gusto y amabilidad, acepta a relatarnos su experiencia de todo lo vivido estos últimos meses.
Como todos, durante los dos meses de confinamiento contó que tuvo miedo. Miedo al virus, y sobre todo a no poder pagar las facturas. A pesar de que todo estuviera cerrado “los gastos había que seguir pagándolos… luz, agua, impuestos, etc.”. “Aunque, somos previsores y durante ese tiempo tiramos del colchón. Además, al ser autónomos recibimos el CESE” mencionó la dueña de Arantza.
​
Con el CESE, Inma Madrigal se refiere a las ayudas covid-19 para el sector de la hostelería dirigidas a los autónomos, cuyo objetivo es ayudar en el mantenimiento de la actividad, contribuyendo a minimizar las pérdidas económicas y garantizar el empleo.
​
Pero a pesar de todo, desde el pasado 17 de noviembre cuando el Gobierno Vasco permitió vender bebida y comida para llevar sin necesidad de cita previa, han abierto. De hecho, es unos de los pocos locales que está abiertos actualmente. Inma Madrigal, la dueña, asegura que como no se dedican al turismo lo han podido lograr y que, sino “no habría cabido la posibilidad de abrir porque no hubiese ido nadie”. Para abrir tuvieron que adaptarse- Pusieron un escaparate en mitad de la puerta con vitrinas de cristal que tuvieron que comprar. A esto, sumarle todo el equipamiento para “cosas para llevar” sin olvidar nunca las medidas de seguridad que ya había establecido.
Los clientes
En cuanto a la clientela “es la misma”. Al principio se redujo drásticamente, pero hoy en día “ha comenzado a venir gente nueva” y lo ve como una “oportunidad de fidelizar a más clientes”. Siente que su público ha rejuvenecido puesto que ya no ve a tantas personas mayores como antes “ellos siguen teniendo miedo”, comentó la dueña del bar.
“Por la mañana la gente se suele juntar, ya que en las oficinas no les dejan beber o comer y se tienen que parar en la esquina a tomar algo” relata la dueña de Arantza. Cada vez es más común ver personas comiendo por la calle, sobre todo cuando hay buen tiempo. “Se suelen reunir en la Plaza Nueva o el Arenal”, añadió.
​
Las personas se han relajado y el bar lo ha notado, asegura que están tomando todas las precauciones indicadas, pero que es imposible estar cien por cien seguro pues ya han tenido algún aviso de brote que a pasado por su local. "Por suerte ninguno de nosotros ha tenido covid" dijo aliviada Inma Madrigal.
​
Recuerda que cada uno tiene que ser consciente de lo que está pasando y saber las medidas que tiene que tomar "nuestro trabajo no es ser policía" nos cuenta para finalizar.
Fuente: Propia
Fuente: Café Arantza fb